– Córdoba, Corresponsal – Sepa usted, señor lector, disculpar la reiteración e insistencia de este humilde narrador. Sin embargo, considero fundamental brindarle el siguiente resumen de lo sucedido hoy sábado 28 de abril en el predio de la U.C.C., donde “Los Pibes B” se enfrentaban por la segunda fecha a “La resaca”, fuerte candidato.
El partido se presentaba trabado, y habiendo transcurrido ya 25 minutos del primer tiempo, el marcador se mantenía intacto. Fue en ese momento, cuando surgió una pelota divida en la mitad de la cancha; Franklin H. Abalos, la pierde y se desata la contra. Sin embargo, el “gringo” peli largo, que carga el número 14 en su dorsal, no se dio por vencido, trabo fuerte abajo, se hizo del balón, cruzó el “ecuador” con pelota dominada y descargó hacia su izquierda. Automáticamente “categoría” se vio impulsado al arco rival. El 16 (Pérez) continuó abriendo la cancha con un pase preciso al 8, quien fusilo cual campo de entrenamiento al guardameta de “La Resaca”; el mismo, pudo interceptar el envío, pero sin embargo dio un largo rebote, el cual fue aprovechado por Abalos, que había atravesado toda la cancha, y llego con una cuota de resto físico para darle un pase certero y sutil a la red, y así poner el marcador 1 a 0.
Antes de cerrarse el telón del luchado primer acto, el número 8 concretó el segundo gol de la filial.
En el segundo tiempo el equipo se presento desordenado, y a los 20 minutos sufrió un gol que generaba mucha incertidumbre. Si bien la filial jugo por encima de su rival, se desaprovecharon muchas oportunidades, y si no hubiera sido por el timing defensivo y la eficiencia de Sebastián Cerro en la línea final, “La resaca” podría haber llegado al empate con una de sus varias contras.
La filial ganó su segundo partido consecutivo (2 – 1), y así lidera el grupo B.
Para finalizar, quiero que comprendan el sentido de este artículo; el cual no tiene por objeto criticar ni “mimar” a alguien, o algunos jugadores en particular, sino brindarle información certera a quienes toman las decisiones en Los Pibes F. C. de que aquí, en Córdoba, cuentan con recursos y materia prima de primera calidad, con experiencia y determinación suficiente para ponerse un equipo al hombro.
El partido se presentaba trabado, y habiendo transcurrido ya 25 minutos del primer tiempo, el marcador se mantenía intacto. Fue en ese momento, cuando surgió una pelota divida en la mitad de la cancha; Franklin H. Abalos, la pierde y se desata la contra. Sin embargo, el “gringo” peli largo, que carga el número 14 en su dorsal, no se dio por vencido, trabo fuerte abajo, se hizo del balón, cruzó el “ecuador” con pelota dominada y descargó hacia su izquierda. Automáticamente “categoría” se vio impulsado al arco rival. El 16 (Pérez) continuó abriendo la cancha con un pase preciso al 8, quien fusilo cual campo de entrenamiento al guardameta de “La Resaca”; el mismo, pudo interceptar el envío, pero sin embargo dio un largo rebote, el cual fue aprovechado por Abalos, que había atravesado toda la cancha, y llego con una cuota de resto físico para darle un pase certero y sutil a la red, y así poner el marcador 1 a 0.
Antes de cerrarse el telón del luchado primer acto, el número 8 concretó el segundo gol de la filial.
En el segundo tiempo el equipo se presento desordenado, y a los 20 minutos sufrió un gol que generaba mucha incertidumbre. Si bien la filial jugo por encima de su rival, se desaprovecharon muchas oportunidades, y si no hubiera sido por el timing defensivo y la eficiencia de Sebastián Cerro en la línea final, “La resaca” podría haber llegado al empate con una de sus varias contras.
La filial ganó su segundo partido consecutivo (2 – 1), y así lidera el grupo B.
Para finalizar, quiero que comprendan el sentido de este artículo; el cual no tiene por objeto criticar ni “mimar” a alguien, o algunos jugadores en particular, sino brindarle información certera a quienes toman las decisiones en Los Pibes F. C. de que aquí, en Córdoba, cuentan con recursos y materia prima de primera calidad, con experiencia y determinación suficiente para ponerse un equipo al hombro.